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Gorki, Gustav y otras tormentas

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Si los meteorólogos olvidaron el orden del alfabeto, el gobierno cubano se empeñó en recordarles que la “o” precede a la “u”. Gorki deberá registrarse antes que Gustav, como una importante tormenta tropical que afectó a Cuba en el 2008. Los vientos huracanados del Gorki tuvieron su origen cuando las “leyes de peligrosidad”, que sancionan delitos no cometidos, se conjugaron con la arrogante torpeza de las autoridades. Lo que alguien creyó una gota adicional de arbitrariedad terminó colmando la paciencia de muchos apacibles espectadores.

Seguramente hay algunos que todavía no han salido de su perplejidad. Como se diría en ingles: They just don’t get it. Han venido tolerando canciones de Hip Hop cubano – con letras nada amables hacia policías y autoridades- por su gran popularidad entre la población, pero creyeron que Gorki era un blanco fácil. “A quién puede importarle que metan en la cárcel a un pelúo que se encuera en el escenario aunque insulte a Fidel Castro”. La respuesta es: “A todos los que creemos que nadie puede ser reprimido por lo que piense o diga aunque no nos gusten su vestimenta o preferencias musicales”. Y somos muchísimos en todo el planeta. Recuerdo que después de varias peleas que tuvieron lugar en los alrededores del Patio de María entre tribus de rockeros y freakies, todos se unieron en más de una ocasión para enfrentar a la policía cuando quiso reprimirlos. Con Gorki ha pasado algo similar. Se sumaron a la defensa de sus derechos quienes usualmente critican a Porno para Ricardo o rechazan la música Punk.

Por su parte, la opinión publica internacional sigue “descubriendo” a Cuba. Hace poco se enteró de que los cubanos no podían entrar a hoteles ni tener celulares y que, si tenían suerte, podrían aspirar a tostadoras y calentadores eléctricos en un par de años. Ahora se enteran de la vigencia de las leyes de peligrosidad en la isla, invento fascista asimilado en nombre de la moral comunista. Con las ideas enviadas por ustedes en la pasada quincena, creo que pronto (quizás en uno o dos meses) podamos contribuir entre todos a poner en marcha nuevas iniciativas que también permitan que se conozcan mejor las draconianas leyes migratorias cubanas a las que luego se sumaron los obstáculos que la Administración de George W. Bush impuso en el 2004 a las relaciones familiares de los cubanos residentes en aquel país.

Informar y sensibilizar son pasos iniciales e imprescindibles para poder cambiar algo. Eso a menudo supone un esfuerzo focalizado en un tema concreto. He notado que algunos creen que el futuro de Cuba depende de un súbito Big Bang. Veo las cosas de otro modo. Pedir la libertad de Gorki no supone identificarse con las organizaciones de la oposición cubana, pero demuestra un compromiso con la defensa de las libertades individuales. El propio Gorki no es miembro de ninguna organización; como no lo son tampoco Yoani Sánchez, ni los miembros del grupo Porno para Ricardo que ofrecieron su activa solidaridad. Estamos familiarizados con la dinámica de los partidos políticos y conocemos menos la de los movimientos ciudadanos monotemáticos, en los que una persona puede apoyar varias causas o integrarse a una sola si es la que considera meritoria. Desde mi perspectiva, cien iniciativas y movimientos ciudadanos en torno a múltiples asuntos tienen más capacidad para transformar la realidad que la constitución imposible de un Partido Único del Cambio.

La vida confirma que es cierto: “Sí se puede”. Y aunque no siempre sea posible alcanzar el objetivo inmediato que nos tracemos, nunca llegaremos a saber si lo era de no intentarlo siquiera. Aun cuando se fracasa, es posible que nos situemos más cerca de nuestro propósito que al inicio.

Como dice un conocido psicólogo cubano: “Vale la pena”.

AGRADECIMIENTOS Y SOLICITUD

Ya de regreso en Ottawa comienzo por reconocer –y agradecer- a todos ustedes el haber mantenido activo este espacio en mi ausencia.

Algunos me ayudaron a recepcionar y subir los comentarios cuando me resultaba imposible acceder a Internet. Muchos de ustedes enviaron numerosos correos electrónicos con sugerencias que leí cada vez que me fue posible y más de cien dieron vida al blog intercambiando ideas en él. En los próximos días contactaré a varios de ustedes para concretar su posible cooperación sobre el tema que discutimos.

Mientras tanto tengo algo que solicitar de ustedes.La necesidad de que los cubanos nos demos la mano -desde donde quiera que estemos- para ayudar a los damnificados por Fay y Gustav representa una urgencia a la que debemos responder de manera inmediata. Para ello se impone echar a un lado toda consideración que no sea estrictamente humanitaria. Los invito a pensar en esto para discutirlo próximamente.

Gracias a todos.



“General: derribe usted ese muro”

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El pasado seis de noviembre un grupo de jóvenes marchaba con carteles por la Avenida de los Presidentes en la barriada del Vedado de Ciudad Habana. Pedían el cese de la violencia política, social, económica, cultural y domestica que permea la sociedad cubana. La violencia como muro que impide ventilar las discrepancias de opinión e intereses de manera constructiva. Entre ellos marchaban destacados bloggers cubanos, cronistas incómodos de una tozuda realidad que, en Cuba, decenas de estaciones de radio, TV, periódicos nacionales y locales no desean reconocer.

El poder, -soberbio, cobarde y violento- no podía permitir semejante atrevimiento. Lo demás es historia: policías de civil detuvieron arbitrariamente a Yoani Sánchez y Orlando Luis Pardo, los golpearon, vejaron y luego abandonaron en una calle cualquiera. Antes los cubanos sufrimos a los sanguinarios “Tigres de Masferrer”. ¿Estos cómo se denominan? ¿Las “Jutías de Castro”?

Ese mismo día, a miles de kilómetros de distancia, quien suscribe estas líneas y un artista plástico en el exilio presentábamos una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA sobre la violación de la libertad de movimiento en Cuba. Se trata de un derecho universal e inalienable, consagrado en el Articulo 13 de la Declaración de Derechos Humanos de Naciones Unidas y contenido en casi todos los principales convenios humanitarios internacionales. Si bien nuestra denuncia respondía a la iniciativa privada de cinco cubanos ella expresaba el clamor de trece millones de compatriotas –once en la isla y dos en la diáspora.

Pueden ver el video completo de nuestra presentación en el enlace siguiente (es la cuarta que aparece en la lista):

http://www.oas.org/en/media_center/videos.asp?sCodigo=09-0286&videotype=&sCollectionDetVideo=5

Los jóvenes que desfilaron por las calles del Vedado enfrentaron la represión al ejercer su derecho a expresarse libremente. Los que estamos a buena distancia de la porra “progresista” de los Castro somos llamados a reclamar nuestros derechos en alta voz. Entre ellos, la libertad ciudadana de entrar, salir, o residir en cualquier parte dentro o fuera de Cuba.

Los que fuimos a hacer nuestra denuncia a la CIDH no pensábamos el pasado viernes en el aniversario de la Revolución Rusa que evocaba el periódico Granma por estas fechas, sino en el de la caída del Muro de Berlín. Allí exigimos que se tumbe el que intenta distanciarnos de la nación de la que somos parte inseparable. Hoy pudiéramos decir, parodiando la memorable frase de Ronald Reagan cuando exigía de Gorbachev una evidencia clara de su voluntad de distensión: “General Raúl Castro, derribe usted ese muro”.

jablanco96@gmail.com



¿Contra quién fue esta emboscada?

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¿Le interesa a Raúl Castro normalizar relaciones con Estados Unidos? No lo parece.

La primera vez que se ha usado la fuerza contra Yoani Sánchez fue cuando decidió ejercer la diplomacia ciudadana para impulsar un diálogo indirecto entre Obama y Raúl Castro. Al contestar preguntas de Yoani, el Presidente de Estados Unidos rechazó la opción militar en el conflicto con Cuba. En la isla no encontraron nada más apropiado para responderle que anunciar las mayores maniobras militares del quinquenio -en estos tiempos de penurias económicas- cuando bien pudieron haberlas pospuesto o cancelado. Cuando la bloguera escribió al congresista Howard Berman alentándolo a impulsar el levantamiento de las restricciones de viaje a la isla, en Cuba orquestaron un violento acto de repudio contra su esposo en plena vía pública.

Lo ocurrido a Reinaldo Escobar no fue un happening, sino una emboscada. La supuesta Feria del Libro, con comparsa y todo, la anunciaron después que el bloguero invitara a dialogar, en ese mismo lugar, al agente que detuvo y maltrató a su esposa el pasado 6 de noviembre. La pretendida actividad cultural era el pretexto para montar el escenario de una conocida coreografía: el acto de repudio “espontáneo”. Para ello, los imprescindibles actores de estas obras teatrales –miembros del MININT vestidos de civil y oportunistas de toda laya- fueron pre ubicados allí. El circo estaba listo, esperando por el bloguero que llegó puntual a la cita.

Pero, ¿era realmente Escobar el único objetivo de esa emboscada? ¿O lo fue también la legislación promovida por el Congresista Howard Berman (Representante Demócrata por California)? La emboscada física contra el bloguero constituía simultáneamente una emboscada política. El único blanco no era el marido de Yoani, sino también la propuesta de Berman a favor de levantar las restricciones de viaje a Cuba; la misma que había apoyado la célebre bloguera en carta a ese legislador.

Pudieron haber dejado que Escobar llegara a la cita y tuviese luego que regresar a casa sin haber encontrado otro interlocutor que los periodistas extranjeros. Fue el gobierno cubano el que prefirió -de manera consciente y deliberada- montar este salvaje espectáculo. Delante de las cámaras de los corresponsales internacionales y coincidiendo con los citados debates en Washington. Las decisiones sobre las relaciones con Estados Unidos y el “tratamiento” a Yoani Sánchez son temas centralizados por la cúspide de poder. Nada sucede en relación con ellos por casualidad.

Todo esto recuerda pasados episodios cuando La Habana desgastó a las fuerzas anti embargo en prolongadas batallas que nunca tuvo la intención de ganar y cuyo éxito saboteó cada vez que lo creyó cercano.

La emboscada militar contra las avionetas en 1996 fue también una premeditada emboscada política contra un posible proceso de distensión en la segunda Administración de Clinton. A La Habana sólo parece interesarle que le abran el crédito y mercado estadounidenses, no la normalización bilateral de todo el espectro de vínculos entre ambos países.

Reinaldo Escobar apenas captó una parte del mensaje de sus represores. Si para Raúl Castro es importante que los blogueros no comiencen a manifestarse también en las calles, igualmente lo es que ningún ciudadano cubano se entrometa en el tema de las relaciones de Cuba con los Estados Unidos intentando su mejoría. En la isla sólo pueden hacerlo aquellos individuos e instituciones que estén “autorizados” para ello y no se salgan de las instrucciones que les den al respecto.

En esencia, esta fue una emboscada contra la posibilidad de que el pueblo cubano pudiera finalmente desarrollar una relación soberana, pacífica y mutuamente provechosa con Estados Unidos.

Es sabido lo que se avecina en el 2010. Un genuino huracán de calamidades domésticas coincidirá con el actual agotamiento de toda expectativa popular y el cierre progresivo de la ventana de oportunidades externas que el gobierno cubano tuvo a su alcance el año que ahora concluye. Las posibilidades de un cambio en la posición respecto a Cuba del Congreso de Estados Unidos se alejarán cada vez más. Las venideras elecciones presidenciales en algunos países claves de la región parecen favorecer candidatos que no comulgan con las perspectivas e intereses del gobierno de la isla. La elite de poder cubana ha caído en la trampa que le tendiera su propia miopía y soberbia. Se han situado en la senda de Chacumbele ellos solitos.

El General Raúl Castro, sin embargo, todavía tiene opciones. Puede seguir perdiendo el tiempo para ser recordado como el represor que presidió la debacle final del actual régimen cubano. También puede -¿puede?- llegar a encontrar el coraje necesario para encauzar al país con una apertura, provechosa y pacífica, hacia otro modelo de desarrollo nacional. Si bien lo segundo es teóricamente “posible” el General ha logrado en tres años y medio convencer a casi todos de que la primera posibilidad es la más “probable”.

El implacable reloj de la Historia ya marca la medianoche.

jablanco96@gmail.com



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Autor: Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco

Juan Antonio Blanco Gil. (Cuba) Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, profesor universitario de Filosofía, diplomático y ensayista. Reside en Canadá.
Contacto: jablanco96@gmail.com

 

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